Sumario: | La agricultura moderna se enfrenta a varios desafíos originados por el aumento
desmedido de la población mundial, en tanto que proyecciones recogidas
por Gruda et al. (2019) muestran que, para 2050, la producción de alimentos
debe ser suficiente para alimentar a cerca de 9.000 millones de personas.
Sin embargo, desde hace algunos años, también existe una fuerte presión
mundial para que la agricultura se adapte a nuevas condiciones, que con el
cambio climático se acentúan cada vez más. Por otra parte, día a día se busca
una agricultura capaz de mitigar al máximo la generación de gases de efecto
invernadero (gei) (Selbonne et al., 2022).
La existencia del cambio climático en la actualidad es aceptada por casi la totalidad
de la comunidad científica. También hay consenso en cuanto a que el
cambio climático tiene un fuerte origen antropogénico, debido a la revolución
industrial y los modelos de desarrollo extractivistas de la mayoría de países
(Tubiello et al., 2015). El aumento de las emisiones de gei, a partir de las actividades
desarrolladas por diferentes sectores de la economía, entre las que se destaca
la agricultura —con casi un 25 % de las emisiones totales (9,3 billones de
toneladas de CO2 equivalente)—, derivado de una alta tasa de deforestación,
ha sumado, junto con otros sectores económicos, al progresivo calentamiento
global (Conchedda & Tubiello, 2020).
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