Summary: | La producción agrícola bajo invernadero se ha convertido en un elemento
fundamental para garantizar la sostenibilidad de la población actual, debido,
principalmente, a la falta de fiabilidad y a la alta vulnerabilidad que presentan
los sistemas tradicionales de producción de alimentos (Maraveas, 2019).
Asimismo, se proyecta que la producción bajo invernadero será una de las
alternativas de intensificación más implementadas para enfrentar los desafíos
futuros que sobre los sistemas de producción ocasionarán el cambio climático,
la crisis ambiental generada por el actual modelo de desarrollo de los
países y el aumento de la población mundial (Villagrán et al., 2021).
Para que la agricultura bajo cubierta sea un modelo de éxito, hay unas decisiones
técnicas que se deben tomar con criterio. Una de ellas es la selección del
material de cubierta y cerramiento para la fabricación del invernadero. Estos
materiales afectan una de las variables más importantes para el crecimiento
y desarrollo de los cultivos: la luminosidad (Tantau et al., 2012). En términos
energéticos, el material de cubierta también determina el comportamiento de
la temperatura que se presenta en el interior del invernadero y, a su vez, la
capacidad de almacenamiento térmico de la estructura, por lo tanto, será un
factor que marcará la eficiencia energética de los sistemas de climatización
implementados para el control de temperatura (Papadakis et al., 2000).
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