Sumario: | Nuestra gran apuesta es lograr que Risaralda sea reconocida
como un territorio de equidad. No es una tarea
fácil y no se logrará en un solo periodo de gobierno.
Pero debemos iniciar la tarea de inmediato.
Si todos estamos de acuerdo en que es indignante que
hablemos de varias “risaraldas” y que ello se haya vuelto
normal y aceptable en el discurso político y en la gestión
pública, entonces debemos repensar nuestro modelo
de planeación.
No es normal que, por el abandono estatal y la marginación
de la inversión pública, hoy tengamos municipios
con niveles de pobreza multidimensional superiores al
40%, o sea, localidades donde no hay adecuados servicios
de salud, educación, agua potable y saneamiento
básico. En esencia, territorios olvidados. Este panorama tan inapropiado e injusto, nos hace preguntarnos,
¿cuál es la razón para que el desarrollo se
concentre en la zona metropolitana, y se abandonen a
su suerte a eso que llaman despectivamente “la provincia”
o “la otra Risaralda”?
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