Sumario: | El flujo de germoplasma vegetal representa un riesgo
significativo de diseminación de problemas fitosanitarios.
Las semillas en particular son un vehículo
eficaz para la propagación de plagas y enfermedades
(Gergerich et al., 2015; Mancini et al., 2016). Incluso,
una baja concentración de inóculo presente en una
semilla puede conducir a graves pérdidas de cultivos,
especialmente si se trata de un patógeno cuarentenario
(Mancini et al., 2016). Esta estrecha relación
entre los hongos y las semillas facilita la supervivencia
a largo plazo y la propagación generalizada de
estos patógenos (Brodal y Asdal, 2021; Mancini et
al., 2016).
Muchos países cuentan con el respaldo de técnicas
de detección de plagas y enfermedades en semillas
para la formulación, preparación y desarrollo de
políticas, planes, programas, proyectos, medidas y
procedimientos para limitar o prevenir que aquellas
puedan afectar su estatus sanitario y fitosanitario
(Bebber et al., 2014; Buja et al., 2021; Comisión
Europea, 2013). Generalmente, los bajos niveles de
inóculo y la distribución desigual dentro de los lotes de semillas hace que las pruebas de detección precisas y rápidas de contaminantes
fúngicos para el cumplimiento de las reglamentaciones fitosanitarias sean una tarea
más compleja (Kumar et al., 2020).
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