Sumario: | Entre 45% y 78% de los productores agrícolas de América Central poseen fincas entre 3,5 y lO
hectáreas, las cuales ocupan entre 0.4 y 10% de la tierra cultivada (CATIE, 1985). Además de esta
situación, las restricciones de tierra y capital y la ubicación de una gran proporción de las pequeñas
fincas en zonas no aptas para las actividades agropecuarias, limitan o imposibilitan la explotación
bovina. En tales condiciones, la energía presente en los alimentos disponibles en la mayoría de
estas fincas, apenas es suficiente para satisfacer los requerimientos de mantenimiento de los vacunos
(McDowell y Boye, 1977 citado por Raun, 1982).
A las consideraciones anteriores debe añadirse la falta de acceso de los productores a tecnologías
adecuadas para la producción, el crecimiento demográfico y otros aspectos relacionados
con la situación económica y social de América Central. En este sentido, el desarrollo de alternativas
tecnológicas adecuadas a las condiciones ecológicas y socioeconómicas de la región, debe
jugar un papel decisivo en la generación de bienes de consumo de manera más sostenida y más
acorde con el uso racional de los recursos naturales.
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