Summary: | El recurso agua es un insumo importante para la sociedad, y su preservación es un
reto constante (Samian et al., 2015), pues la disponibilidad del agua dulce en el planeta
es limitada (Cisneros et al., 2014; Yacoubi et al., 2012). La producción agrícola es la mayor
consumidora de agua, por lo que se debe propender por un uso eficiente (Castro
Popoca et al., 2008), considerando que el planeta Tierra tiene un área aproximada con
cultivos de 1.527 millones de hectáreas, y el 19,7 % de ellas se encuentra bajo riego (Organización
de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura [fao], 2011).
En Colombia hay 18 millones de hectáreas que tienen potencial para ser irrigadas,
pero en la actualidad solo un millón está en riego, lo que equivale al 6 %. Para 2038, el
Gobierno aspira a alcanzar una cobertura del 10 %, con 744.000 hectáreas adicionales
irrigadas. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la
Agricultura (fao), el sector privado ha desarrollado y manejado casi dos tercios de
la superficie regable, principalmente a pequeña escala, mientras que el resto ha sido
ejecutado por el sector público. En 2011, la superficie total cosechada de cultivos con
infraestructura para riego ascendió a 524.000 ha, de las cuales 245.000 fueron de
arroz (47 %) y 168.000 de caña de azúcar (32 %).
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