Summary: | La discusión en torno a los Organismos Genéticamente Mo
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dificados (OGM) va más allá de consideraciones científicas,
técnicas o académicas. De hecho, su fondo es político-ideo
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lógico. Los grandes productores, comercializadores y promo
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tores de los OGM son las empresas transnacionales, cuyos
propósitos no son humanitarios, sino estrictamente comercia
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les. Conociéndose que el actuar pasado y presente de estas
fuerzas dueñas del mercado ha sido por completo contrario a
los intereses de la humanidad, es iluso pensar que su nueva
oferta, los OGM, pueda ser benéfica para el medio ambien
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te, las plantas, los animales o el ser humano. Prueba de ello
es que los investigadores de las transnacionales son los que
realizan labor de proselitismo en favor de los transgénicos,
sin que extrañe así que se dejen fuera de todo análisis los
daños que éstos causan y puedan causar al medio ambiente, a
la biodiversidad y a la soberanía alimentaria de los pueblos.
Bajo estas circunstancias, organismos encargados de la pro
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tección al medio ambiente, de velar por la independencia real
de los pueblos y el Programa de Naciones Unidas para el Me
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dio Ambiente (PNUMA) se pronuncian por la aplicación del
principio precautorio en relación con el consumo de transgé
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nicos, hasta tanto no se conozcan a profundidad los efectos
reales que pueden derivarse de su consumo y se llegue a un
consenso alrededor de ello; y mientras el sesgo librecambista
y de apropiación de los bienes naturales -a través de las pa
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tentes, por ejemplo-, no sea plenamente superado.
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